185
La silla de la abuela
Triste silla solitaria
donde nadie ya reposa
las posaderas ni su espalda.
Silla en el desván olvidada
sin calor que la consuele,
ahora coja y desvencijada.
Perdiste tu firme silueta
al empezar a crujir y hacerte vieja
y nos olvidamos... de lo útil que eras.
Tantos reposos de la abuela
tantas siestas a media tarde
y ahora estás llena de telarañas.
Esperando tan sólo
que en una noche Sanjuanera
ardas en cualquier hoguera.
Transformada de silla en humo
y flotando sobre las estrellas
te encontrarás con el humo de la abuela.
Y recobrarás tu compostura
pues allá arriba, tan sólo somos humo
tanto la carne como la madera.
ELDA 30 diciembre 2016
Jesús Gandía Núñez
No hay comentarios:
Publicar un comentario