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El sino de los piratas
Mar adentro, luchando con la marejada,
con pañuelo negro cubriendo el pelo,
el alma de alimaña tan negra como el pañuelo
y las cicatrices a pecho descubierto.
Ondea la bandera en el palo más alto,
luciendo viento en popa, su calavera.
El pirata no se queja de la tormenta,
está su piel curtida de rayos y borrascas.
Acostumbrado al mar bravío,
el pirata cuando baja a tierra,
necesita emborracharse
y sentir que se bambolea.
Bravucón y busca-vidas
sanguinario de mil contiendas
no entiende el pirata
de súplicas ni de huidas.
Entre mar y tierra tiene sueños de amores
que desaparecen cuando amanece el alba.
Porque cada jornada es una aventura nueva
donde es fácil perder la vida.
¡Barco a la vista!
¡Preparen los cañones!
¡Todos a sus puestos!
¡Que comienza el baile!
Olor a sangre y pólvora
gritos en el barco abordado,
terrible lucha que los devora
y cuando termina el espectáculo
muertos y heridos sobre cubierta.
Piratas de eterno coraje
semidioses sobre las olas,
con la mirada altiva al frente
y las manos siempre… sujetando el sable.
Elda 22 de Febrero de 2018
Jesús Gandía Núñez
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