UN DÍA UNA PÁGINA
Cada mañana cuando amanece
se abre en nuestra vida página nueva.
Es la luz la que nos llena de energía
y armoniza la actividad diaria.
Es la naturaleza, por excelencia,
la llama que aviva nuestra existencia.
Son los bosques, las montañas,
los ríos o el mar en calma
compañeros de alegrías.
Y del asfalto y del cemento
sólo escucho penas y tristezas,
llantos y miserias.
Sin que apenas me dé cuenta,
buscan mis pasos las sendas;
y mi mirada se empapa
de un sin fín de cosas bellas.
Por la ladera del monte,
va un rebaño de ovejas
con su pastor y su perro a la cabeza;
suena el tintineo de sus campanillas
para que las sigan las más pequeñas.
A mi alrededor la mojada mata
del tomillo en flor,
y esa fragancia a húmeda tierra,
que a los sentidos su olor embriaga.
Los pájaros revolotean
sobre mi cabeza,
las abejas sobre las flores
haciendo acopio de su néctar;
y hoy hasta el caracol
ha salido de su encierro
para darse un atracón.
No importa que haya nubes
ni que el frío traspase nuestras prendas,
lo importante es que apreciemos
la belleza que nos rodea.
Porque cuando el día se apague
y hagamos recuento de la jornada,
esos recuerdos insignificantes,
dibujarán en nuestros labios...
una sonrisa de oreja a oreja,
con la que podremos cerrar página.
Elda 6 de Abril de 2016
Jesús Gandía Núñez
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