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La jaula
Rodeado de regios barrotes,
altos muros y fuera
gritos que desgarran;
sólo unos rayos de sol
se cuelan a ciertas horas
y alivian el dolor
que me acosa a la sombra.
Pero hay un universo
entre mi sombrero
y mi cabeza;
y por el circulan notas
de guitarra
al acorde de
solícitos poemas
que disipan mi tristeza.
No siento la celda que me encarcela
si no las pocas ansias
que tengo de atravesarla.
Cada sol y cada luna
pesan como una losa;
son pesadas cargas
que poco a poco me sepultan.
Bendiciones caigan
que den fin a esta tortura ingrata;
rayos y truenos
destruyan el veneno
que me abrasa.
Muerta la víbora
el pájaro saldrá libre
de la triste jaula.
Elda 5 de Diciembre de 2017
Jesús Gandía Núñez
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