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Sólo fue un sueño
Me tuviste seducida
en el torreón de tus sueños.
Encadenada a tus caprichos
sobre un lecho de pluma y seda.
Prisionera de tus obsesiones;
en posición permanente
para usarme a tu albedrío.
Por toda vestidura
un simple tul, transparente,
que mínimamente cubría
el vértice de mis piernas.
Cada noche desatabas mis cadenas,
en busca de tus placeres,
ignorando mis deseos y mis penas.
Tus calenturientas manos
ávidas y apasionadas
recorrían mi cuerpo palmo a palmo
hasta encontrar el objeto de tu consuelo.
Perdída la noción del tiempo;
satisfacías tu cuerpo,
sin pudor ni pausa,
hasta que llegabas al éxtasis
y sudoroso temblabas sobre mi pecho.
Al amanecer, tras un simple beso,
me encadenabas de nuevo y me cubrías
con el tul de la pasión y el deseo;
quedando solitaria... en el torreón de tus sueños.
ELDA 24 de Abril de 2017
Jesús Gandía Núñez
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