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Lástima que no puedo
Si mis labios tuvieran alas
sobrevolarían tu incipiente pecho,
si mi cabello fuera brisa
acariciaría con sutileza tu cuello,
si mis ojos fueran bólidos
te seguirían hasta nuestro encuentro.
Pero resulta que mis labios son
reacios al vuelo,
que mis cabellos son blancos y escasos
y mis ojos apenas distinguen a más de dos
metros.
Así
que sólo te ofrezco,
para que me elijas como tu lucero:
un triste hombro para enjugar tus
lágrimas,
unos versos que deambulen por tu casa
y la seguridad de que mi amor es verdadero.
Ya sé que es pobre mi compromiso,
ya sé que mi bagaje es escaso;
pero si te sirve de algo:
por ti mis labios recorrerán tu
cuerpo,
mi pelo lacio te sobará como la pluma
de un pájaro
y mis ojos te perseguirán como halcón
enamorado.
San Juan 22 de Julio de 2018
Jesús Gandía Núñez
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