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Noche de lobos
Noche de crudo invierno,
de frío intenso y gélido,
que hasta traspasa
el muro de las casas.
Dobla el viento las esquinas
buscando propicias víctimas
entre portones y ventanas.
Noche sin estrellas y cerrada,
oscura como una madriguera
donde se esconden las miradas
Se hielan las palabras,
se corta la respiración
y asustan las pisadas.
Noche amenazante y pálida
donde se transforman en aullidos
las sirenas de ambulancias.
Noche que convida,
con mucho apremio,
a la vuelta a casa;
al aroma hogareño
a la chimenea encendida
y al tronco ardiendo.
Noche de lobos,
para unidos, escuchar
relatos de fantasmas.
ELDA 23 de Enero de 2017
Jesús Gandía Núñez
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