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Ser perseverante
Erase una vez un matorral de secano
que soñaba con ser brillante estrella.
Pero cada amanecer el rocío le decía:
es imposible que una mata brille ,
sólo yo consigo bonitos reflejos,
que te hacen lucir más bella.
Pero el matorral crecía y crecía
y a cada punta de sus baritas
añadía la ilusión que tenía.
Y crecía y crecía
y fue tanto su empeño
que hasta al sol sorprendía.
Hasta que una noche,
tras muchos días de sequía,
reventaron las bolas de ilusión
que tenían las baritas.
Y la ilusión estalló dispersa...
reflejándose en ella la luna llena
convirtiéndola en numerosas estrellas.
Y aunque sólo fue una noche
el matorral... estrella
cada mañana sonreía al rocío
orgulloso de su osadía.
Elda 31 de Diciembre de 2016
Jesús Gandía Núñez
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