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LA MANTIS Y LA OLIVA (cuento infantil)
Me encontraba yo subido en una olivera, haciendo
equilibrios a mis años, sin saber que alguien me espiaba tras la sombra de una
oliva.
Y sin fijarme en tan curiosa compañía, fui a coger la
oliva donde la mantis se mantenía dormida. No hubo escopetazo de amor por la
rareza, pero sí hubo sorpresa, porque cogí la oliva y sin despegarse llegó ésta
al capazo con la mantis religiosa.
Seguramente, pensó - ¿Qué hago yo aquí adentro?, pero fue
un pensamiento ligero, pues al segundo voló la mantis en busca del jardinero,
para protestar por el acoso a que había sido sometida.
No le sirvieron al insecto de nada sus súplicas, pues
el jardinero también estaba echando la siesta y no se enteró de su monserga.
Así que desesperada, voló de nuevo en busca de otro sitio fresco, donde el
sofocante sol de media tarde no la sacara de sus casillas.
Yo seguí con mi cosecha, como si nada hubiera ocurrido,
pero por allí muy cerca, se oía como un quejicoso murmullo, producto de los
ronquidos de la mantis religiosa.
Elda 10 noviembre 2022
Jesús Gandía Núñez
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