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TRINITARIO (II)
De nuevo de visita a mi amigo el Trinitario.
Hoy está la tarde tristona, la nieblina cubre las montañas; desde el pinar apenas el Cid asoma, a los Chaparrales las nubes lo arropan, mientras
tú Trinitario amigo, por falta de altura, ni te llega la nieblina ni las nubes te tapan.
Tú siempre dando la cara, vigilando el Valle, controlando que todo está en calma, aunque nadie se percate de esa labor rutinaria.
Hoy me he alegrado de ver que las tibias lluvias de esta semana, han sido vitamina para los "peques" recién plantados en tu pinar. Ya
venía yo pensando en encontrarlos a todos medio muertos y sin embargo, han pasado con notable éstas cuatro semanas, pero no quiero cantar victoria, por que lo difícil de verdad, será pasar sin un riego el verano completo.
Amigo hoy estás silencioso no escucho ni los pájaros, a ver si se da prisa la primavera y además de esparto florecen las matas.
Voy recorriendo rincones con encanto, roquedos que hace años coronaban tu cima, dando prestancia a tu estampa; pero el viento la lluvia y los años
no pasan en vano, ahora estos peñascos son en tus faldas... fantasmas del pasado.
Caminando entre espartos, la olor al tomillo siento de vez en cuando. La tierra agrietada junto a tus barrancos y ni siquiera éste año la esparraguera
ha brotado.
Las rocas tienen huellas marinas fosilizadas, de no sé cuantos miles de años, que me hacen pensar en el inmenso mar que cubría nuestro entorno.
Sé que me estás escuchando cuando te hablo amigo Trinitario, pero ya lo dice el pueblo llano, «espera de la roca tan sólo el eco de lo que
le has hablado».
El frío aire que me azota es el único testigo de ésta última visita despidiendo al invierno al pie de tus roquedos. Pero te seguiré visitando mientras mis piernas me respondan.
Elda 18 de Marzo de2016
Jesús Gandía Núñez
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