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El castaño de indias
Llueve en el bosque serenamente,
el sendero huele a tierra,
y el agua se desliza por mi frente.
Qué regalo de la naturaleza
esta lluvia de primavera,
qué emoción me embarga
al sentirme parte de esta fiesta.
Mi senda se adentra en el profundo barranco
¡oh! que sorpresa,un gran sapo me sale al paso,
lo acaricio y luego, seguimos caminos separados.
Sigue intermitente la fina lluvia,
consciente de su larga ausencia,
empapando los rincones más sedientos
que ahora brillan y verdean.
Estoy llegando al castaño de indias
ya a primera vista
se me pone carne de gallina
¡qué espectacular belleza!
Es este gran gigante del Valle
el más hermoso diamante;
y ahora florido nos ofrece
su manto blanco como la nieve.
No sólo aumenta la lluvia su belleza,
sino que siembra de flores la tierra;
obligándome a inclinarme
ante la perla más vistosa de la primavera.
Elda 6 de Mayo de 2016 Jesús aGndía Núñez
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