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Cuando tengo
que cocinar sólo
No suele ocurrir esta tragedia,
pero cuando ocurre, de uvas a peras,
se me atropellan las ideas
y me siento como pájaro que no vuela.
Abro el frigorífico,
miro las estanterías,
y solo encuentro envases de plástico
y tarros de vidrio;
No me imagino ningún plato en la mesa
con ingredientes de esta calaña,
y mira que le pongo empeño,
¿Vidrios en la sartén,
plásticos en la cazuela?
Nada de nada,
pero como tengo apetito;
no me queda más remedio
que acudir a mi plato favorito:
Pongo en marcha la tostadora
y corto media barra de pan,
preparo más que una loncha,
queso manchego pero un buen taco
y todo lo acompaño con un
suculento tomate con mucho ajo .
Apago el fuego
que no sé por qué me dio por
encenderlo
y con un buen vaso de vino
me siento a comérmelo.
Ya se que no es un plato estrellado,
ni para comerlo a diario,
pero mientras llene mi estómago
y venga pronto la cocinera
no cambiaré de receta.
(Con toda mi admiración a mi amigo
Carlos Gutiérrez)
Elda 12 de Mayo de 2018
Jesús Gandía Núñez
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