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Piel con piel
Con mi mejilla sobre tu pecho
las manos en la curvatura de tu
cuerpo
y el cielo como único techo
nos fundimos en un amor eterno.
Fue una noche rara y misteriosa;
sucedió una tragedia en la montaña,
porque cuando más te amaba,
la envidiosa luna, se puso tan
furiosa,
que
cegó con su luz nuestras miradas.
Y esa fue la última imagen
que me quedó de tu cara;
sonriente, feliz.... plácida.
Seducidas por la pasión
que llevamos dentro,
se compadecieron unas nubes,
y se convirtieron en cómplices
de nuestro secreto.
Desde entonces vivimos abrazados,
por temor a otra venganza,
ocultándonos de la luna,
entre un colchón de nubes
de espuma blanca.
Elda 10 de Mayo de 2018
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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