CAMBIÓ EL CRUCERO POR EL CEMENTERIO

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CAMBIÓ EL CRUCERO POR EL CEMENTERIO

Aquel muerto estaba confuso;

era nuevo en aquel cementerio,

pero su confusión no era por la novedad,

sino porque el día anterior

había estado celebrando con los amigos

una despedida de soltero,

una fiestorra donde el licor y la comida

corrieron con desmedida,

y no recordaba lo ocurrido;

sin embargo sabía que al día siguiente,

supuestamente hoy,

debían embarcar en un crucero,

Marta y él, por las islas griegas,

no entendía que hacía él en el cementerio.

En eso que oyó una voz de ultratumba,

venía del nicho vecino; y decía:

-Vaya amigo, menuda juerguecita de despedida,

yo soy el historiador del cementerio

y te puedo hacer un resumen de tu entierro-

y Damián, el muerto confuso,

salió de su asombro y asintió al vecino.

El historiador le dijo que escuchara atento:

-Voy a empezar por tu esposa Marta:

tras sus lloros y suspiros, le decía a tu cuñada,

-“no podía elegir otro día para reventar,

más que el día antes de irnos al sueño de mi vida,

al crucero que tanto me costó convencerlo.

Ya ves tú si no se podía haber esperado diez días,

que hubiéramos vuelto del viaje,

pero en tal de hacerme la puñeta

se muere antes y me pierdo el crucero”-

Vecino, pronto me di cuenta de lo mucho que te quería;

de tu suegra te puedo decir que era un castillo de naipes,

lucía una peineta y un tocado que parecía una reina,

su sonrisa era la del vencedor de una guerra.

Sí vecino, se notaba que te apreciaba infinito.

Y que te voy a decir de tus amigos de juerga:

pues todos te añoraban comentando que se acabaron las fiestas,

no sólo porque tú no estabas, sino porque eras tú el que las pagaba.

Y esa era su gran pena, haber perdido al patrocinador de sus juergas.

Pero no te preocupes cuerpo sin alma,

 que esta historia es repetida;

a la mayoría nos han querido

casi tanto como a ti

una vez que has dejado a la familia.

¡Pero confórmate carne inerte!

por lo menos aquí no te llevará nadie la contraria,

dormirás cuanto quieras

y tendrás un relax a la carta,

sin nadie que te despierte;

hasta que llegue noviembre

y vuelva a coro la cuadrilla

con ojos llorosos y làgrimas de lagartija.

Valirana 3 Agosto 2019

Jesús Gandía Núñez


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