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EL MILAGRO DIARIO
Son las seis y media de la mañana
y me despierta el lloro de un niño,
y me despierta el lloro de un niño,
abro el ventanal de par en par
y me sorprende la belleza del
alba.
Quedo hipnotizado por su
hermosura
y aguanto y aguanto con
impaciencia,
mientras las nubes se
transforman
en innumerables figuras.
Por fin se produce el milagro
diario
y las nubes se tiñen de rojo
anaranjado.
¡Qué deleite amigos!
os sugiero que no os perdáis
la confluencia de colores que el sol provoca
que enmarcan la silueta de las
nubes.
No me resisto a coger la cámara
y disparar un sin fin de
fotografías,
aunque mi mente retendrá en pausa,
este instante que se repite cada día.
San Juan 8 Agosto 2019
Jesús Gandía Núñez
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