1761
TRAS EL LEGADO ROMANO
Da escalofrío saber que caminamos
sobre la misma calzada,
por donde atravesaban las legiones romanas,
los Pirineos desde la Gallia.
Huellas, del perfecto trazado que construyeron,
para salvar el bello desfiladero
que por complicado, llaman “La boca del infierno”.
A nuestra derecha el río Aragón Suborban,
del que se escucha su continuo estruendo
y de pronto interrumpiendo la calzada,
como un auténtico fantasma,
el Castillo Viejo, punto de vigilancia.
que ordenó levantar Felipe II
y que todavía su silueta amenaza.
Mientras descendemos por la pendiente,
la lluvia se convierte en nieve,
pero el placer del recorrido,
se refleja en nuestras caras.
Cruzamos el río a su margen izquierda,
dejando atrás la calzada
y emprendemos fuerte ascenso,
por el “sendero de los Ganchos
y un bosque de arces y hayas.
Salvamos por su parte más alta
una vertiginosa canal de nieve
que se descuelga de las peñas de Aguirre.
Al poco la nevada se convierte en agua
y una corriente de viento nos despierta,
cuando llegamos al puente de Santa Ana
y damos por finiquitado el camino.
Ansó 6 Noviembre 2021
Jesús Gandía Núñez
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