Chuspamontes,CEEmontes

lunes, 27 de marzo de 2017

La ayuda hay que ganársela antes

235



La ayuda hay que ganársela antes


Se palpa malestar a bordo
parece que hay vías de agua.
Se intuyen graves problemas,
y el naufragio está próximo.

La nave se balancea,
el viento sopla con fuerza,
las velas se hacen trizas
y la tripulación grita:

¡Ayuda, ayuda, socorro!
¡Que nos hundimos!
¡Dios échanos una mano...
sólo tú puedes ayudarnos!

Se escucha una voz entre relámpagos

"Piratas, crueles y asesinos
que ahora pedís clemencia.
Acordaros de vuestros pillajes
y que de nadie
tuvisteis misericordia!
ahora sufrid la penitencia
y que vuestras lágrimas
sacien la sed de venganza
de los huérfanos que sembrasteis.
Ja, ja, ja...
esa es la ayuda que tendréis,
del Dios de los mares
y el juez de las tormentas
los sucios rufianes"

Y quebró el palo mayor
partiendo el buque en dos.

Durante unos instantes
todo fueron gritos y lamentos;
pero una horda de tiburones
dieron cuenta de su sufrimiento.

Y es que la ayuda
hay que ganársela antes.

Elda 26 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez

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Necesito un buen seguro

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Necesito un buen seguro

Por lo visto ya tengo muchos años;
hay partes de mi cuerpo
que no obedecen a mis actos.
Adivino que algo se está tramando;
parece que hay pasos estrechos
que impiden el buen tráfico.

No tengo muy claro
si son los semáforos
que no están coordinados;
o es que mis avenidas
en cutres pasajes se han quedado.

La cuestión es:
que la circulación no es buena
y que además hay encontronazos
entre vértebras y lumbares,
y entre meniscos olvidados.
Quieren señalar al culpable
y como no se ponen de acuerdo
siempre soy yo...
el que al final paga el pato.

A veces, hasta durmiendo
se niega alguna pierna o brazo
a seguir mis pasos;
y como si fueran de otro cuerpo,
siguen dormitando,
o en la caravana de algún triste atasco.

Son ya tantos incidentes diarios
que me temo que ni a todo riesgo
mi seguro...ninguna compañía
querrá contratarlo.
Elda 26 de Marzo de 2017 - Jesús Gandía Núñez

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martes, 21 de marzo de 2017

Sólo era un cuento

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Sólo era un cuento


Hoy he visto tiradas por el suelo
las bolitas de oro de mi cuento.
Eran tan solo frutos corrompidos
del árbol de los milagros.

Mi fantasioso relato
fue un mero invento;
ni es oro lo que parece
ni tan terrible lo amargo.

Después de todo
las bolitas servirán de abono
y el próximo año
algún que otro incauto
creerá que el árbol
volverá a producir oro.

¿Quien nos puede quitar la ilusión
de inventar inocentes fantasías
que a los niños encandilan?

ELDA 21 de Marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez


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Sombras nocturnas

232




Sombras nocturnas

Cae el peso inexorable de la noche
sobre el vencido día.

Cual alud que se desliza por la ladera,
aparecen en la mente,
las sombras del pasado;
historias y recuerdos
que marcaron nuestros pasos.

Sentimientos profundos
que de día guardamos
y que destapa la plomiza
oscuridad nocturna.

Entre sueños y sábanas
se revuelcan los bravos años
de la joven adolescencia.

Avanza la noche entre tinieblas
deshojando pétalos de la vida.
Reviviendo sensaciones
analizando tristezas y alegrías.

Son sombras que nos persiguen
con la fuerza de un tsunami
cuando la noche vence al día.

ELDA 21 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez

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Brisa

231




Brisa


Brisa gélida y cortante
que a hurtadillas me despiertas.
Llévate los miedos y temores
de la noche incierta.

Ofréceme la claridad diurna
que despeja toda duda.
Mueve la molineta de mi vida
para que nadie la detenga.

Refuerza la seguridad de mis pasos
para que sean firmes y sin sorpresas.
Necesito que empujes mi vela
como amuleto de mis premisas.

Querida brisa...
dame entendimiento y paciencia
para que comprenda
¿por qué tanta injusticia?

ELDA 20 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez












sábado, 18 de marzo de 2017

Primeros brotes

230



Primeros brotes

Tronco viejo y grueso,
con nudos de antiguas talas,
que ya dieron sus frutos
y envejecidos descansan.

Cortes de reciente poda
que prometen hermosas ramas
en cuanto avance la primavera.

Cielos de azul intenso
que prodigan el vuelo
de golondrinas que regresan
en formación perfecta.

Algunas se posan
sobre las jóvenes ramas
de un arbusto en la adolescencia.
Él ya tiene los nuevos brotes
que anuncian la primavera
y con su juventud reclama
la atracción de trinos y cantos.

Mientras, el viejo tronco espera
que despierte su savia
del invernal letargo;
y por el joven arbusto
ya corretean alegres trinos
entre sus tiernas ramas.

Pronto se invertirán los papeles
y el viejo árbol será la delicia
o cobijo de cantores alados
y la envidia del olmo joven
que se verá olvidado.

Cuando somos adolescentes
suspiramos por ser mayores;
y cuando ya lo somos
añoramos los años jóvenes.

ELDA 18 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez


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viernes, 17 de marzo de 2017

Lo que mueve la Tele

229





Lo que mueve la Tele

Esta tarde las varas de San José
hacían guardia por la casa de Adelina.
Como soldados, con lanza en ristre,
observaban a mozalbetes
que subían al trote
por las lomas del cementerio.

Días atrás en un programa
televisivo y de misterio,
contaban lo allí sucedido.

Y hoy acuden curiosos,
 jóvenes de todo el valle;
chicos y chicas deseosos
de escuchar cacofonías
y voces enigmáticas.

Las varitas de San José
viendo tanta chusma
andan alborotadas
han perdido la formación
y parece que bailen la samba,
pensando que es su belleza,
la que tanta atención reclama.

El sol se va eclipsando
y aunque he llegado al Trinitario,
no dejo de pensar
en esa chiquillería
que desconociendo senderos
y seguramente sin dar aviso en casa,
se les oscurecerá la noche
en ese ruinosa morada.

Ya veremos si son capaces
de resolver el enigma
o muertos de miedo
 encontrar el regreso a casa.

Me temo que en un tiempo
se repetirán estos sucesos
y es que en la tele, a veces,
no son conscientes de lo que promueven.


ELDA 17 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez










Mi alegato

228



Mi alegato

Mezquino, intolerante,
maltratador de mujeres.
Prepotente e infeliz
posesivo y celoso.

A ti van dedicados mis versos
como dagas que sangren tu alma.
Como exagerados gritos
que te carcoman por dentro.

Sé que cualquier cosa
será el pretexto
para que humilles a tu dama
de palabra o hecho.

Sé que ella por amor o miedo
lo seguirá permitiendo,
hasta que un buen día,
acabes con su último aliento.

Y que nada ni nadie
cambiará tu comportamiento;
pero entérate, que sin duda,
tendrás la condena merecida.

Pero, antes de que sigas ejerciendo
de cruel juez y verdugo
de la mujer martirizada,
escucha mi alegato:

"Si maltratas y humillas...
serán las afiladas palabras
de todos los poetas
las que lanzaremos
contra tus miserables actos"

ELDA 18 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez












Por un beso

227


Por un beso

Por un beso tuyo, mujer,
vendería mi alma al diablo.
Por un beso tuyo
sería siempre tu esclavo.

Si supieras el fuego
que me abrasa por dentro
no dudarías mujer
en darme ese beso.

Con un beso tuyo...
temblaría todo mi cuerpo,
tanto, como el terremoto
que se produciría al momento.

Por un beso tuyo,
flotaría en el espacio infinito,
gritando a las estrellas,
las delicias de tus labios.

Sólo por un beso
sería mi amor eterno;
tan sólo con ese regalo
me sentiría satisfecho.

Si fueras consciente, mujer,
de mi sufrimiento
ahora mismo...
me darías ese beso.

ELDA 17 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez










martes, 14 de marzo de 2017

Después de la borrasca


226




Después de la borrasca


Un remanso de paz en las calles.
Un suspiro potente en el pecho.
Ya ha pasado firme y sonoro
ese manto de viento y agua..

Se intuye en el ambiente
que el agua ha hecho justicia
llevándose falsos rumores
 y sucias inmundicias.

Hoy la ingravidez del polen
se trasladó de vacaciones;
ha dado un leve resuello
a alergias y murmuraciones.

El temporal es la herramienta,
que utiliza como filtro la madre tierra.
Nos aplaca y minimiza
nos intimida y pone en guardia.

Siempre que corre el agua
recoge basura de cada casa;
y lo agradece la sufrida acera
cansada de escuchar necias palabras.

Como un niño recién peinado,
con zapatos limpios y relucientes,
así brilla mi barrio
cuando ha pasado la borrasca.

ELDA 14 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez









sábado, 11 de marzo de 2017

El árbol de las bolitas de oro

225




El árbol de las bolitas de oro (cuento)


En un pobre y lejano pueblo
vivían míseramente sus ciudadanos.
Tantas calamidades pasaban,
ya durante cientos de años,
que tan sólo caminaban
con la cabeza agachada
buscando en el suelo
el mínimo sustento
que su cuerpo necesitaba.

Nació una hermosa niña
con las piernas delicadas;
y conforme fue creciendo
sus padres ya no podían
llevarla en brazos.

Su abuelo muy ingenioso y «manitas»
hizo una carretilla de madera
y con ella transportaban a la pequeña.
Iba tumbada boca arriba
y era la única del pueblo
que siempre miraba al cielo.

La niña fue descubriendo,
todas las bellezas de la naturaleza.
Bellezas, que sus mayores
o compañeros de escuela,
se perdían a diario;
al no poder levantar el cuello,
pues de tanto mirar al suelo
lo tenían bloqueado.

Una mañana paseando
en la carretilla con su abuelo,
se quedó prendada de un árbol.
Era su copa de bolitas doradas
preciosas como el oro
distinguidas y brillantes
como jamás viera Jeni,
que así se llamaba la pequeña.

A partir de aquel día
Jeni le pedía a su abuelo
que la llevara bajo el dorado árbol;
y allí se pasaba las horas
contemplando como brillaba.

Al fin el abuelo, curioso,
le preguntó a Jeni
por que insistía en volver
al mismo lugar a diario;

y la niña le contó lo que veían sus ojos.
El abuelo, al no poder girar la cabeza,
se tumbó en el suelo,
y cuando miró al cielo
sus asombrados ojos
descubrieron las bolitas de oro.

Como habían muchas bolitas,
el abuelo pensó en el bien de su pueblo.
Inventó con cuerdas y maderas
un ascensor a polea
que serviría para que todos
salieran de la miseria.

Y fue Jeni la encargada
de que nadie cogiera más bolitas que las necesarias.

Aquel pueblo de cabeza agachada,
y absoluta pobreza
comenzó una vida nueva.
Dejaron atrás la tristeza
y empezaron a levantar la cabeza.
Discurrían por las calles
con risas y alegrías
y la felicidad fue completa.

Mientras tanto Jeni,
hacía cada año el reparto
de las bolitas nuevas
que producía el árbol dorado.

Y con los años, todos los habitantes
de aquel pueblo olvidado,
caminaban mirando al cielo
dando gracias a las estrellas.

Y a la divina providencia
por permitirles disfrutar
no sólo del trabajo de su tierra,
sino también de los regalos
del árbol de los milagros.


Cuento dedicado a mi nieta María con todo mi cariño

ELDA 11 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez