221
La carrasca y el agricultor
Las blancas nieves
y los fríos vientos amainaron
por nuestras soleadas tierras.
Ya se ha hecho acopio de agua,
se han llenado los embalses,
y brotaron los manantiales.
Ya verdean los frutales,
y crece eufórico el grano.
Pero el agricultor sensato
no se fía de las tormentas.
Todo lo que ahora reluce
se puede perder en una tarde
de truenos y relámpagos.
Así, hasta que no esté la cosecha
bien almacenada y bajo cubierta,
no dará el labrador en marzo,
por terminada la tarea.
El labrador curtido y sudado
seguirá su duro trabajo,
bajo la vigilancia de la carrasca,
que sabedora de su cansancio
le ofrecerá su frescura y reposo
desde la primavera hasta el verano.
ELDA 8 de marzo de 2017
Jesús Gandía Núñez
No hay comentarios:
Publicar un comentario