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miércoles, 10 de mayo de 2017

Creciendo

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Creciendo

Cuando el bebé reconoce sus sonidos
su carita se llena de emociones;
sus manos y sus piernas patalean
y es su cuerpo un manojo de expresiones.

Esas risas, esos gritos de alegría,
son el anuncio que nos comunica,
que empieza a vivir la vida.

Démosle tiempo a esa palabrería
para que se pula y se afine cada día;
puede ser que con el tiempo
nos sorprenda su poesía.

Puede ser que sus versos
sean tan expresivos
como ahora su sonrisa.

O que sus difamantes palabras,
antes carantoñas de alegría, ahora
hieran sin pudor al escuchante
siendo el silencio...
su mejor tarjeta de visita.

ELDA 10 de Mayo de 2017
Jesús Gandía Núñez









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