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Relax tras la fiesta
Solemne tarde de descanso en el campo,
reparando los desmanes de la fiesta,
retomando el equilibrio necesario.
Escuchando el sonido de las perdices,
y viendo como el viento balancea la avena.
Tan sólo, de uvas a peras, el vago sonido
de la muy lejana carretera.
Un par de veces en la tarde,
me llega un rumor de viajeros,
precedido del zumbido del ave.
Qué placidez el tintineo del agua
mientras la huerta se riega;
y con qué alegría la reciben
frutales y plantas sedientas.
Qué austero el vuelo del mochuelo
sin que nadie interrumpa su paseo.
Y qué dichoso me siento entre tanta belleza,
respirando las ricas hierbas que se cantonean
«tomillos, romeros y manzanillas»
decoran los campos que alcanza mi vista.
Laborioso ejercito de hormigas,
en absoluto orden de guerrilla,
transportan por largas sendas
los granos de las espigas.
Parece solitaria la campiña
pero las abejas no cejan en su tarea;
vuelan y aterrizan sobre la flor de las adelfas,
saltan al rosal y a la margarita
y trasladan el tesoro a su colmena.
Trae el viento del Norte nubes negras,
presagio de que tendremos tormenta.
Pero ya nadie me quita la gloria
de ésta tarde serena y placentera.
ELDA 5 de Junio de 2017
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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