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Tórrido verano
Calienta el sol los roquedos
mientras el verdor del campo
se torna pajizo y desquiciado.
Y el asfalto se convierte en caldo.
Nuestra amada piel enrojece
maltratada por furiosos rayos;
y como tortuga en un páramo
se mueve el cerebro humano.
Ciegos los ojos de tanta claridad
las oscuras gafas ocultan su verdad
Mejor, pensar poco en verano
pues todo se apelmaza y suena a falso.
Sólo el fuego campa a sus anchas
no le faltan crueles partidarios.
Se encendió la tea en Portugal
y en España brillan antorchas
y llamaradas por los cuatro costados.
¡Pasa rápido cruel verano!
pues no somos capaces,
de conservar el verde legado
que dejaron nuestros antepasados.
ELDA 30 de Junio de 2017
Jesús Gandía Núñez
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