Cada vez que
tropiezo y caigo
supone un nuevo reto en mi vida.
Me levanto con rabia y energía,
analizo “el por qué “ de la caída,
y aunque muchas veces
no encuentro respuesta;
consigo razones suficientes
para evitar futuros tropezones.
supone un nuevo reto en mi vida.
Me levanto con rabia y energía,
analizo “el por qué “ de la caída,
y aunque muchas veces
no encuentro respuesta;
consigo razones suficientes
para evitar futuros tropezones.
Y eso no quiere
decir que no los haya;
pero es vacuna suficiente
para llevar siempre dispuesta la alarma.
pero es vacuna suficiente
para llevar siempre dispuesta la alarma.
Cada vez que
caigo,
algo dejo en el camino,
a veces inesperadas traiciones
y otras parte de mi físico
por estúpidas lesiones.
algo dejo en el camino,
a veces inesperadas traiciones
y otras parte de mi físico
por estúpidas lesiones.
Las primeras no se
olvidan;
y las segundas, a estas edades,
para que sanen…
se necesita fortuna infinita.
y las segundas, a estas edades,
para que sanen…
se necesita fortuna infinita.
Pero ¿sabéis donde
está la clave?
No está en no caerse,
pues eso, de la forma
menos esperada, sucede;
simplemente,
hay que tener fe y voluntad,
para ponerse en pié nuevamente.
No está en no caerse,
pues eso, de la forma
menos esperada, sucede;
simplemente,
hay que tener fe y voluntad,
para ponerse en pié nuevamente.
Elda 9 de Junio de
2018
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario