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Primero apareció la barriga,
luego me dejé crecer la barba,
algunos achaques se confabularon
para que no saliera a la montaña,
los reyes magos me trajeron una boina,
y me recetaron para el sol gafas,
con la excusa de que no se ampliaran
las enormes arrugas de la cara,
y ahora necesito un garrote
para que mis piernas
se muevan con confianza.
Probablemente me estaré haciendo viejo
porque también pinto canas
y si a todo esto le añado
que hace casi dos años que pasé de setenta
las cuentas están muy claras.
¡Soy viejo, viejo, viejo y apuntando a la caja!
Elda 25 Abril 2019
Jesús Gandía Núñez
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