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Sequía
Secos los corazones
de sangre honesta;
secas las almas
de conciencia blanca.
Virtudes olvidadas:
el respeto y la prudencia.
Y arrasando la esperanza
un sentimiento de protestas.
Solidaridad olvidada
que coarta libertades;
emociones recalcitrantes
que provocan llamaradas.
Suspiremos todos
por aquellos tiempos,
en que no dejamos secar el
engranaje.
Y con él fluyendo
se movieron voluntades.
Se han secado las palabras;
no hay oratoria válida.
Tan sólo escuchamos el sonido
de aquello que nos agrada.
Harta ya de tanto barro
hasta el agua se ha secado.
Y ya no fluye firme y tersa
porque el lodo la ha embozado.
Se secan jardines y parques,
se cierran fuentes y
manantiales;
y la Galicia de los mil ríos
se convierte en desierto de
zarzales.
Seremos almas beduinas
pendientes sólo… de la supervivencia.
Seremos rostros taciturnos
hijos de la dejadez y la
desidia.
Elda 30 de Octubre de 2017
Jesús Gandía Núñez
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