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El Limbo
Una vez de regreso a la tierra,
desterrado el ordenado cielo
y acobardado por los mil grados
y desafueros del infierno,
veo que aquí se siguen cometiendo
injusticias y atropellos;
así
que cogeré el Ave y me iré al Limbo,
lugar, en el que espero,
sean las leyes y los jueces más
severos.
No invito a nadie
no sea que se llene el Ave
de “manadas” y corruptos.
Con todo y con eso,
me llevo un spray
que se llama “justiciero”
que se dispara solo,
en cuanto huele a corruptela.
Pues lo dicho, que se preparen
los embaucadores atrevidos
porque caerán… como mosquitos.
Elda 28 de Abril de 2018
Jesús Gandía Núñez
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