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El espárrago de monte
Humilde y discreto
siempre a retaguardia,
y protegido por espinos.
Sólo lo vemos con el frío
o lo intuimos de alguna manera,
porque el muy cobarde se esconde
en el centro de la esparraguera.
Sólo manos encallecidas
se harán con el pimpollo;
porque saldrán de la mata
con mil espinas adheridas.
Pero esa dificultad será aliciente
cuando mezclado en tortilla
saboreemos en el plato
este manjar excelente.
ELDA 8 de febrero de 2017
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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