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sábado, 20 de marzo de 2021

EL ASPIRADOR MÁGICO

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EL ASPIRADOR MÁGICO (Cuento infantil)

 

Lolín era una mujer muy activa, pero como su trabajo distaba de casa, apenas tenía tiempo para tener en orden el hogar. Y como su economía no era muy boyante y los aspiradores buenos eran muy caros, pues siempre estaba deseando tener uno de esos redondos y robóticos que anunciaban en la T.V. y que valían un “potosí”.

Manolo, su esposo y sus hijos Juanito y Nuria, se lo habían escuchado infinidad de veces -¡Ay, si yo tuviera un aspirador de esos lo llamaría “Gustavo” y sería la mujer más feliz del mundo porque siempre tendría la casa reluciente!-

Así que se confabularon padre e hijos e iniciaron una hucha especial para comprarle a Lolín un “Gustavo”. Faltaban tres meses para su cumpleaños, así que se tenían que darse mucha prisa en ahorrar ese importante dinerito.

Lo consiguieron a una semana del “cumple” de Lolín. Y los tres juntos salieron de casa a comprarlo, diciendo que se iban a correr por el parque, con el chándal puesto para que Lolín no adivinara a lo que iban.

Una vez en el gran comercio se dieron cuenta que habían infinidad de aspiradores robot y no sabían por cual decidirse. Pero hubo uno de color azul mar, como el Universo, que a Juanito, que era el más pequeño, le pareció que le había hecho un guiño. Y se lo dijo a su papá y este por no llevarle la contraria aceptó comprar aquel robot algo extraño, a pesar de las reticencias de Nuria, que decía que era muy feo.

Lolín, el día de su cumple, no cabía de contenta por el regalo del robot y por aquel vestido tan bonito que iba a estrenar ese día. Manolo le dijo que estaba guapísima. Y con el sobrante del ahorro para del robot, el padre invitó a toda la familia a comer en un restaurante.

Pero Lolín, antes de salir de casa quiso estrenar el robot y después de leer las instrucciones lo dejó en marcha, para que cuando volvieran de la comida estuviera la casa perfecta.

Celebraron el cumple en un restaurante de las afueras con una comida exótica, que les encantó. Y allí mismo pidieron una pequeña tarta y Lolín apagó las velas pidiendo un deseo “salud para todo el mundo”.

Al regreso a casa “Gustavo” estaba ya en su punto de recarga y Lolín pudo comprobar la magnífica limpieza que había hecho, mientras estaban fuera, y se puso muy contenta. Pero Nuria, cuando entró en su habitación, comprobó que faltaban su osito ,sus zapatillas y la alfombra y salió asustada gritando a su papá y a su mamá -¡Alguien entró a robarnos!- Y sus padres pudieron comprobar que así era, se pusieron a buscar por toda la casa por si faltaban más cosas y todo estaba correcto y en su sitio, sólo habían desaparecido esas tres cosas de Nuria.

A los dos días del suceso Lolín, antes de irse a trabajar, puso en marcha a “Gustavo” y llevó a los niños al cole. Por la tarde cuando Manolo terminó su jornada pasó a recogerlos y los tres regresaron a casa.

 Cuando el papá iba a entrar en su habitación para ponerse sus alpargatas, vio que “Gustavo” estaba situado en su lugar de recarga, pero se volvió loco buscando sus alpargatas sin que aparecieran por ningún sitio. Al mismo tiempo Juanito protestaba por si Nuria le había quitado su carpeta de cromos que había dejado en su habitación, junto a la silla y ya no estaba.

En estas estaban, cuando llegó Lolín, y le contaron lo que pasaba. Le dieron las explicaciones de que no encontraron en falta nada más, era una cosa rara, pero ella no sabía resolver aquel misterio. Así que le pidió a Manolo que le hiciera la limpieza a “Gustavo” pues había leído en las instrucciones que se debía hacer cada dos usos.

Manolo, protestó un poco, pero cogió el aspirador y lo abrió para su limpieza llevándose una tremenda sorpresa pues tal como lo abría aparecían comprimidos todos los utensilios que creían les habían robado y volvían a su tamaño original. Al mismo tiempo “Gustavo” le guiñaba un ojo y Manolo se dio cuenta que aquel aspirador era muy ordenado y recogía todo lo que se iban dejando por el suelo.

No salían de su asombro toda la familia. Y desde aquel día nadie dejó nada por los suelos, pues aquel aspirador era mágico y tan ordenado que lo que no estaba en su sitio se lo tragaba.

 

Elda 20 Marzo 2021

Jesús Gandía Núñez

 

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