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EL
TIEMPO IMPLACABLE
La
vida no se detiene por nada,
es
una apisonadora que no para;
días
dulces o noches amargas,
se
suceden con alegría o rabia.
La
brusquedad del viento,
la
suave brisa de la playa,
los
atascos de hora punta
y
las soledades que espantan.
Sin
pausa, sin tiempo muerto,
nos
conducen los días y las horas
por
un oscuro túnel al desierto
o
por bellos jardines al paraíso.
Sin
apenas escuchar al pensamiento,
movidos
simplemente por el tumulto
y
sin calcular las consecuencias
actuamos
sólo por pura inercia.
Y
así nos va en la vida,
que
nos damos de bruces contra el suelo
cada
vez que hay un adoquín suelto,
por
no llevar los ojos completamente abiertos.
Elda
12 Abril 2021
Jesús
Gandía Núñez
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