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martes, 29 de marzo de 2022

EL CARIÑO DE UN ROCE Y UNA DULCE SONRISA

 

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EL CARIÑO DE UN ROCE Y UNA DULCE SONRISA

 

Aquella que siempre nos esperaba con una sonrisa,

que pensando en lo que nos hacía falta, apenas dormía,

y cocinaba como el ángel, que en la gloria lo hacía;

simplemente con su presencia, contagiaba el cálido aliento

y jamás desfalleció, ante las adversidades.

Pues aquella mujer, era nuestra madre, la Sra. Dolores,

querida por todo el vecindario, y amada por nuestro padre,

sencilla, cariñosa, bondadosa y amable,

sufridora, trabajadora e incapaz de alzarle la voz a nadie,

y a pesar de su escasa estatura, era la madre más grande.

Nunca se le puso nada por delante,

sufrió en épocas de miseria, sin perder su dulzura,

zurció y cosió para nosotros y para la calle,

se dejó, a deshoras, la vista en la máquina,

aportando lo necesario, para equilibrar la economía,

consiguió que jamás pasáramos necesidades.

Se despidió de esta cruel vida

como un pajarito con las alas mojadas,

sobre una rama muy alta, donde ni siquiera recordaba

su nombre, ni su historia, ni su familia,

tan solo nos dejó el cariño de su roce y la mueca de su sonrisa.

 

Elda 29 marzo 2022

Jesús Gandía Núñez

 

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