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UN
BUEN ACUERDO
Se
mezclaron ideas y sueños,
salieron
un rato de paseo
y
comentaron sus preocupaciones.
Los
sueños estaban altaneros,
porque
decían que no les afectaba el dinero,
que
estaban subvencionados a tiempo perpetuo.
Por
el contrario las ideas, con gran tristeza,
se
quejaban a su compañero,
porque
se sentían esclavas y presas,
precisamente
por falta de dinero.
Los
sueños invitaron a las ideas
a
que ocuparan parte de su hacienda,
para
llevarlas a feliz término
y
que si ninguno de los dos hablara,
nadie
se enteraría de ello.
Y
desde aquel día, trabajaron a dúo ambas,
cada
vez que las ideas inventaban algo nuevo, se relajaban,
hasta
que llegaba el sueño, y él las ponía en marcha.
Ya
veis lo fácil que es ponerse de acuerdo
y… ¡Como no, debe ser fuente de discusión el dinero!
Elda
24 marzo 2022
Jesús
Gandía Núñez
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