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LA
VIDA EN UN SUSPIRO
Desde
luego, la vida no es perenne,
sé
que es caduca e insobornable,
que
lo mismo alegra que entristece
y
que a veces resulta abominable.
Que
las formas cambian con los años,
que
las ideas se amoldan al rebaño
y
lo que era negro ahora puede ser blanco
porque
se va destiñendo con tanto baño.
Antes
fuimos niños pequeños,
mas
tarde jóvenes con peligro
y
ahora con los cabellos nevados
no
somos más que vetustos ancianos.
Recuerdo
que mi vista era de lince,
disfrutaban
del sonido del bosque mis oídos,
mis
piernas saltaban los grandes ribazos
y
los aromas llegaban hasta mi olfato.
Sin
embargo me quedé con pelo escaso,
me
canso si camino demasiado,
por
la calle, no distingo ya a los amigos,
me
dicen, que como se mueren,
cada
vez son más escasos.
26
marzo 2022
Jesús
Gandía Núñez
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