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Si la encontráramos
Si los seductores sonidos del
ruiseñor
pudiéramos reproducirlos cuando
hablamos,
cuántos reproches nos ahorraríamos.
Si la sensatez estuviera siempre
presente
cuando exponemos nuestras ideas,
con que facilidad nos pondríamos de
acuerdo.
Sólo la desesperación y la
impaciencia,
la vanidad y el maldito ego
son la consecuencia de nuestros
fracasos.
Busquemos la calma y la generosidad
en el fondo de nuestros corazones
y encontraremos la voluntad que
hace falta.
Elda 13 Noviembre de 2018
Jesús Gandía Núñez.
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