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Árbol frívolo e indiscreto testigo
de jóvenes enamorados.
Crecen los finales de tus ramas
buscando el suelo,
mientras el amor se forja mirando
al cielo.
Cayeron
tus hojas, llevadas por el frio y el viento,
y el amor sofoca sus primeros
sarpullidos tiernos.
Tanto
el árbol desnudo o el primer amor se muestran puros.
Y aunque el cielo les sirva a los
dos de protector techo,
sus caminos pueden ser muy
diversos.
El
árbol podría ser talado y el amor con el tiempo traicionado.
Ramaje enrevesado y anárquico según
quien le de forma;
amor prosaico y tierno de los
inocentes años;
ambos pendientes de lo que el
futuro les tiene destinado.
Elda 10 Diciembre 2018 – Jesús
Gandía Núñez
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