Amigo paciente y de lenguaje mudo,
otra vez me tienes a tus pies
vencido y herido.
Ya sólo llego hasta ti… y con mucho
esfuerzo.
Hace
más de un año me despedí de mis montañas,
sólo me queda de ellas mis
vivencias y el recuerdo.
Me refugio en tu pinada,
mientras a mis queridos
montes, los contemplo de lejos.
Añoranza amarga para este pobre
viejo.
Escucha como se contonea el esparto
con la sutil brisa que provoca el
ocaso
y yo a su ritmo me balanceo
soñando con años de dulces
conquistas.
Vida que pasa rápida y llena de
tropezones
que acortan las horas exquisitas,
e implacables pasan,
alargando el tormento de las más
amargas.
Trinitario pétreo y altivo,
eres el único consuelo que me
queda,
vuelvo a que escuches mis lamentos,
triste pero emocionado por tu
silencio.
Trinitario 7 Diciembre 2018
Jesús Gandía Núñez
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