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EL PINTOR DESESPERADO (relato)
Mario, que era un joven pintor de cuadros,
no conseguía que le permitieran exponer en ninguna sala de su ciudad, por más
que se las había recorrido todas.
Un día pensativo y entristecido dejó el
pincel sobre su paleta y mirando uno de sus cuadros cogió una cuartilla y en
lugar de pintar con el carboncillo comenzó a describir su mala suerte en un
poema:
Seguramente mi pintura es insulsa
o no tiene calidad alguna,
puede ser la causa
de que en algunas sala me den largas
y en otras mis cuadros seguramente no agradan.
Debería plantearme
poner los pies en tierra
y dedicarme a otra cosa
pues pasan los años en blanco
y los cuadros se me amontonan.
En eso una llamada telefónica de una de
las mejores salas.
-¿Es usted Mario el pintor?-
- Sí Señor, dígame Usted-
-Como le comentamos anteriormente que le
avisaríamos cuando tuviéramos un espacio grande y adecuado para su obra, ahora
es el momento oportuno, el día 1 ponemos a su disposición nuestra principal
sala para que exponga durante todo el mes su magnífica obra.-
-Muchas gracias y ahora mismo comienzo a
embalar los cuadros para instalarlos ese día.
Cantando y contento cogió el carboncillo e
hizo una gran cruz en el poema que había escrito y recuperó su pincel y su
paleta.
Y a partir de entonces a Mario se lo
rifaban en todas las salas de su ciudad y de otras grandes ciudades.
Elda 25 Marzo 2019- Jesús Gandía Núñez