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INSERTADO
Sí querida, si.
Quise insertarme en tus sueños
colándome por una ventana
que se te quedó abierta.
La traspuse y me adentré con miedo;
porque no sabía si eso era bueno
o estaba profanando tus secretos,
y me encontré con un muro de silencio.
Tu sueño era completamente mudo,
ni un solo resuello;
solo algunas huellas de besos
había marcados en el suelo.
Y decidí abrazarme a uno de ellos
en la esperanza de robártelo
y encadenarlo a mi cuerpo
con un candado de acero.
No encontré la ventana de regreso
y tuve que llamar a tu almohada
para que me abrieras tu sueño
y salir avergonzado encadenado a tu beso.
Elda 10 Marzo 2019
Jesús Gandía Núñez
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