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jueves, 7 de marzo de 2019

LA ESPERA



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LA ESPERA

Se consumía la tarde sin que él llegara,
el sol declinaba sobre los cerros lejanos,
las sombras languidecían los campos
y sólo la acompañaban los estorninos
que en bandadas regresaban a la chopera.

Aquella cita la tenía perpleja y cohibida;
desde que estudiaban juntos lo había deseado,
pero de eso habían pasado algunos años.

Él había formado una familia
y ella congeló su sentimiento,
en el cariño a las plantas de su sombrío patio.

Ahora todo había cambiado,
él acababa de divorciarse de su esposa
y ella se había acostumbrado a estar sola.
Pero aquel mensaje en su teléfono para aquella cita
le hizo temblar sus cimientos.

Y aquí estaba, sentada a la espera
de no sabía... qué proposición le haría.
Sus manos sudorosas,
su boca seca, sin apenas saliva,
tensa esperando que llegara la hora.

Por fin apareció Víctor con su eterna sonrisa.
La saludó con un abrazo y dos besos
y Laura no pudo reprimir un gesto de gloria.
Se sentó frente a ella y con su habitual alegría
le preguntó que era de su vida.

Laura, todavía enrojecida, le contó donde trabajaba
y lo bien que vivía volcada en sus continuos viajes.
Víctor pasó al ataque y sin preámbulos le dijo que la quería,
que no había sido feliz en su matrimonio
y que siempre estuvo enamorado de ella.

Laura se quedó en guardia y lo miró a los ojos
pretendiendo encontrar sinceridad en su mirada.
Víctor le cogió sus húmedas manos
y las apretó entre las suyas
repitiéndole entre susurros
cuanto la había echado de menos.

Ella abrió mas sus ojos
para asegurarse de que aquello no era un sueño,
y se abandonó a un abrazo interminable
donde ambos recuperaban los años separados
en un fogoso y largo cuerpo a cuerpo,
mientras el sol desaparecía en la lejanía.

Elda 24 Febrero 2019
Jesus Gandía Núñez


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