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UN CUADRO MÁGICO (Relato)
Cuentan que había un precioso cuadro en una exposición, de un pintor
desconocido en aquella región.
Era un cuadro cargado de magia, pues había pertenecido a un gran
Señor que vivía en un enorme castillo donde hasta los muebles podían hablar, y
como el cuadro estuvo muchos años con ellos aprendió su fantástico lenguaje.
En la exposición y debido al
absoluto silencio se sintió completamente desolado. Allí nadie lo piropeaba ni
le daba con un susto los buenos días, como hacían los fantasmas del castillo.
Así que una noche se descolgó y se escondió detrás de la puerta y
en cuanto llegó la hora de la apertura y el conserje la abrió, en un descuido,
se deslizó a la calle y se sintió libre.
Correteó por todas las calles y
avenidas impresionado por el tráfico y las prisas de la gente, que apenas
hablaban, todos iban solitarios mirando su móvil.
Ahora el cuadro se cuelga el sólo a diario en el muro que le apetece y a
veces le hace un pequeño guiño a los peatones que se lo quedan mirando o los
espanta con una gran carcajada.
Por toda la ciudad corre el rumor de que hay un cuadro mágico ambulante
pero como cada día amanece en un sitio diferente nadie logra darle alcance. Y
el cuadro ha vuelto a ser tan feliz como lo fue antaño en el castillo encantado.
Elda 27 Marzo 2019
Jesús Gandía Núñez
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