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viernes, 31 de mayo de 2019

FAMILIA ROTA (Relato para I Antología)





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FAMILIA ROTA
Belinda y Sara eran dos hermanas que se habían quedado huérfanas hacía tan solo unos meses; pero todavía la tristeza reinaba en sus miradas. Se llevaban dos años de diferencia, pero Belinda, que era la mayor, había ejercido siempre de segunda madre, ya que sus padres se dedicaban a la venta en mercados de otros pueblos de los productos que generaban en su huerta y de las dos hectáreas de árboles frutales que ellos mismos trabajaban, dejando a las jóvenes todo el tiempo libre que necesitaban para acabar sus estudios. Pero hace poco que se produjo la tragedia en la que fallecieron sus padres cuando iban a otro pueblo, a vender su producción.
Desde aquel día Sara, la pequeña, había entrado en un ataque de ansia continuado que tenía muy preocupada a Belinda que tras acabar el instituto vio frustrado su sueño de la carrera de biología en la universidad y se tuvo que poner al corriente de las labores de la hacienda, pero no daba abasto con tanto trabajo para ella sola.
Coincidió, ese día de agobio de Belinda, con la llegada a la finca del joven de 20 años Robert pidiendo trabajo y ella vio el cielo abierto y lo contrató para que le ayudara en las tareas agrícolas.
Cuando la pequeña Sara con 16 años conoció a Robert, fue como si un ventanal se abriera en su corazón y corriera aire fresco renovado. Y el flechazo hizo diana en la jovencísima muchacha que desde aquel día volvió a ser feliz propiciando asiduos encuentros con Robert.
Belinda, muy sagaz e inteligente, pronto se dio cuenta del problema que se le venía encima y aunque lo habló con su hermana, ésta cegada por la profunda necesidad de cariño que tenía no quiso ver los peligros que aquella relación con el forastero desconocido le podría suponer.
             Le hizo hincapié en lo que habrían deseado sus padres que terminara el instituto y continuara estudios en la universidad. Pero Sara no atendió para nada a su hermana y continuó con sus escarceos con Robert y desatendiendo sus deberes del instituto.
Pensó hablar primero con Robert, sabiendo que de su hermana no iba a conseguir nada, y así lo hizo. Pero el muchacho sabiendo que Sara estaba loca perdida por él y en la seguridad de que en cualquier otra hacienda encontraría trabajo, le contestó que él era libre de hacer lo que quisiera y que Belinda no debía entorpecer los deseos de su hermana.
Tras esta conversación, Belinda captó con toda la crudeza las intenciones de aquel muchacho machista y espabilado, por hacerse antes o después con la hacienda doblegando a su hermana; y quien sabe lo que aquel muchacho tendría reservado para ella misma en su pensamiento para el futuro.
Sin nadie a quien acudir para solicitar ayuda, pues todos sus familiares estaban muy distantes de aquella hacienda, se estuvo estrujando la cabeza para dar con una solución que resolviera aquel problema que se les venía encima.
Aquella noche Belinda lloró amargamente pensando en la vida que su hermana pequeña iba a llevar con un bohemio como Robert, al que se le veía CULO DE MAL ASIENTO Y PENDENCIERO tomando una decisión drástica.
Pidió a Robert que fuera con el tractor y el remolque al bosque a traer leña para dejarla preparada para el invierno. Así lo hizo el joven y estando en el bosque cortando leña, no se apercibió de la llegada en bicicleta de Belinda con la escopeta de su padre, descargándole dos disparos por la espalda. Cavó una fosa y lo enterró entre la maleza junto a la escopeta, cargó la bicicleta en el remolque y regresó a la finca sin dar muestras de lo acontecido.
Cuando llegó Sara del instituto le comentó que Robert se había despedido y que no había dejado ninguna nota para ella. Sara a partir de aquel momento sufrió un ataque de locura continuado, del que fue incapaz de salir de por vida.
Y a pesar de que la policía jamás encontró pruebas para involucrarla, aunque sospechaban de ella, Belinda arrastró durante su corta existencia aquel horrible crimen, y la condena de cuidar la profunda locura de su hermana.

A los dos años de aquel suceso, acosada por su subconsciente y agobiada por tanto trabajo y desdicha, la hermana mayor apareció ahorcada en la bodega de la casa, con un escrito húmedo de lágrimas, donde confesaba su crimen y el lugar donde estaba enterrado Robert pidiendo perdón a su hermana Sara a sabiendas de que ésta jamás sería consciente de aquellos hechos.



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