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sábado, 20 de octubre de 2018

El alijo (relato corto)




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El alijo
(relato corto)

Aquella cerrada noche las calles estaban desiertas;
tan sólo algún gato merodeaba por las aceras.
Él llegó a casa cansado de la larga jornada de trabajo;
Y cuando fue a meter la llave en la puerta,
se dio cuenta que estaba abierta.
Extrañado y nervioso cruzó el zaguán tembloroso,
y al llegar al salón dio un grito desgarrador.
Julia estaba tendida en la alfombra
y junto a ella una gran mancha de sangre.

Pedro se arrodilló junto a ella desesperado
y trató de buscar algún signo de vida…
pero Julia ya no existía; había emprendido un viaje sin retorno.
Pedro llamó a la policía
y comunicó tembloroso la tragedia y la dirección de la casa.

Pero antes de que Pedro se diera cuenta,
apareció una ágil sombra
que le golpeó sin compasión la cabeza.
Pedro se derrumbó sobre Julia,
pero sus largos brazos,
pudieron asirse a las piernas del delincuente;
al tiempo que recibía un segundo golpe
que le hizo perder el sentido.

Cuando Pedro recuperó el conocimiento
estaba tumbado en una cama del hospital
lleno de tubos, cables y sueros.
La enfermera llamó al policía de la puerta
y éste con amarga sonrisa le preguntó cómo se encontraba.
A Pedro le estallaba la cabeza de dolor.
Intentó recordar algo pero le fue imposible,
la amnesia, temporal que sufría, no se lo permitió.

Entonces fue el policía el que le relató lo sucedido:
cuando llegó la patrulla a su casa
aún pudieron detener al delincuente
y también se incautaron de un gran alijo de drogas.
Ahora Pedro, tendría que responder, de donde salieron
esos fardos que intentaba llevarse su atacante.
El policía le comunicó que se hallaba detenido
por presunto tráfico de drogas
y que en cuanto el médico considerara oportuno
tendría que declarar ante el juez.

Pedro empezó a atar cabos,
¿de dónde sacaba su mujer tanto dinero
para vestidos tan caros, maquillaje y joyas?
Fue enlazando cosas y pronto lo vio claro;
la empresa donde trabajaba Julia
siempre le pareció extraña.
Tanto ajetreo de camiones que descargaban
y furgonetas que repartían, cuadraban en el enredo.

Pero Pedro fue condenado en el juicio;
pues el juez y el fiscal nunca creyeron
que él estuviera al margen de aquel negocio.
Aquello llevó a Pedro a la depresión más profunda
que lo sumió en un agujero inmundo de tenebrosas sombras.

Elda 19 Octubre 2018
Jesús Gandía Núñez




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