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El alijo
(relato corto)
Aquella cerrada noche las calles
estaban desiertas;
tan sólo algún gato merodeaba por
las aceras.
Él llegó a casa cansado de la
larga jornada de trabajo;
Y cuando fue a meter la llave en
la puerta,
se dio cuenta que estaba abierta.
Extrañado y nervioso cruzó el
zaguán tembloroso,
y al llegar al salón dio un grito
desgarrador.
Julia estaba tendida en la
alfombra
y junto a ella una gran mancha de
sangre.
Pedro se arrodilló junto a ella
desesperado
y trató de buscar algún signo de
vida…
pero Julia ya no existía; había
emprendido un viaje sin retorno.
Pedro llamó a la policía
y comunicó tembloroso la tragedia
y la dirección de la casa.
Pero antes de que Pedro se diera
cuenta,
apareció una ágil sombra
que le golpeó sin compasión la
cabeza.
Pedro se derrumbó sobre Julia,
pero sus largos brazos,
pudieron asirse a las piernas del
delincuente;
al tiempo que recibía un segundo
golpe
que le hizo perder el sentido.
Cuando Pedro recuperó el
conocimiento
estaba tumbado en una cama del
hospital
lleno de tubos, cables y sueros.
La enfermera llamó al policía de
la puerta
y éste con amarga sonrisa le
preguntó cómo se encontraba.
A Pedro le estallaba la cabeza de
dolor.
Intentó recordar algo pero le fue
imposible,
la amnesia, temporal que sufría,
no se lo permitió.
Entonces fue el policía el que le
relató lo sucedido:
cuando llegó la patrulla a su
casa
aún pudieron detener al
delincuente
y también se incautaron de un
gran alijo de drogas.
Ahora Pedro, tendría que
responder, de donde salieron
esos fardos que intentaba
llevarse su atacante.
El policía le comunicó que se
hallaba detenido
por presunto tráfico de drogas
y que en cuanto el médico
considerara oportuno
tendría que declarar ante el
juez.
Pedro empezó a atar cabos,
¿de dónde sacaba su mujer tanto
dinero
para vestidos tan caros,
maquillaje y joyas?
Fue enlazando cosas y pronto lo
vio claro;
la empresa donde trabajaba Julia
siempre le pareció extraña.
Tanto ajetreo de camiones que
descargaban
y furgonetas que repartían,
cuadraban en el enredo.
Pero Pedro fue condenado en el
juicio;
pues el juez y el fiscal nunca
creyeron
que él estuviera al margen de
aquel negocio.
Aquello llevó a Pedro a la
depresión más profunda
que lo sumió en un agujero
inmundo de tenebrosas sombras.
Elda 19 Octubre 2018
Jesús Gandía Núñez
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