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No siento el año que quedó atrás,
sino los momentos perdidos
que tontamente desperdicié.
No siento el año de menos,
sino los “te quiero” que obvie,
los abrazos y los besos que no di.
No fue un año muy especial
el que dejamos atrás,
pero siento las oportunidades que con él volaron.
Lástima que ya no tiene remedio,
y seguro que alguien encontró a faltar
las sonrisas que a veces escatimé.
Hay cosas que se pueden solucionar,
pero el tiempo pasado no tiene vuelta atrás;
tendré que ajustar mejor el tiempo
sino quiero que las banalidades acaben en horas muertas.
Empezaré con besos y abrazos.
Repartiré sonrisas a mansalva
y aprovecharé los días con disciplina.
Premisas que hago cada primero de año,
y que el Facebook y la pereza
se encargan de desbaratarlas.
Difícilmente mi voluntad
tenga la entereza necesaria
para vencer a la diosa informática.
.
Elda 1 Enero 2019
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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