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EL GRILLO, LA CIGARRA Y LA RANA
Don Grillo y Doña Cigarra
tenían una conversación agitada.
Decía Don Grillo que él era como una orquesta,
y se hacía oír por toda la comarca.
A eso le contestaba Doña Cigarra,
poniendo el grito en el cielo, y asegurando
que no había música más agradable que la de su tabarra,
que era en ese entorno la más lograda.
Ante disputa tan acalorada, terció la presumida Rana,
recién salida de una charca:
-“seguro que ninguno tiene mi tonada”-
y se puso a croar como una elefanta.
Don grillo y Doña Cigarra, se quedaron sordos
del estrépito que armó la Sra. Rana;
y cabizbajos por tanto desparpajo
se alejaron humillados de la
charca.
Moraleja:
“Lo mejor es no presumir de nada porque siempre encontraréis quien os gana”
Elda 19 Junio 2019
Jesús Gandía Núñez
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