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LA CHARCA Y LA CIÉNAGA
Tengo siempre a mano, para lo que haga
falta,
una charca transparente, en frente de mi
casa
y una ciénaga corrompida a mi espalda.
La charca está en el río entre roquedos
y allí vierto todo lo que de positivo me
pasa.
A la ciénaga van a parar mis disgustos y
penas
y se ahogan entre quejas y suspiros.
Esta forma de separar mis vivencias
me da un margen de reflexión sincera;
puedo hacer balance a simple vista
de lo que me importa en el agua clara
y de lo que huele a corrompido y daña.
Así que todas las mañanas me baño en la charca,
allí me empapo de recuerdos y bellas
circunstancias,
que me sirven de protección y capa,
para eludir el peligroso tufillo de la
ciénaga,
donde los sapos... dan buena cuenta de las miserias.
donde los sapos... dan buena cuenta de las miserias.
Elda 7 Junio 2019
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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