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UN SUAVE ROCE
Rocé con mis manos tu blusa roja,
y un escalofrío recorrió mi cuerpo;
fue preludio del inicio
de un sentimiento compartido,
de un amor a primera vista.
Me miraste con algo de recelo
pero con ojos que enamoran;
te pedí disculpas al momento,
pero ese instante quedó en mi memoria.
Y seguí insistiendo en mi torpeza,
intentado apresarte en mi retina;
tú sonrojada y azorada me sonreías,
perdonando mi atrevimiento,
con esperanza comprometida.
Ese día lució el sol como nunca
sustituyendo la soledad por la lujuria;
y un amor nómada se instaló en nuestras vidas,
furtivo y harto de la anterior ausencia de
cariño.Elda 19 Junio 2019
Jesús Gandía Núñez
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