800
COMO NIÑOS
Eran mayores pero quisieron volver a ser
niños;
y comenzaron a hacer travesuras.
Intentaron subirse en la capota de un
coche,
pero no hubo forma de conseguirlo.
Tocaron al timbre de una escalera,
y antes de que se alejaran
los rociaron con una jarra de agua.
Mojados hasta las entrañas
quisieron entrar al metro sin pasar por la
máquina
pero era tan alta la valla que no pudieron
saltarla
y tuvieron que pasar por taquilla.
Él le quitó la gorra a un joven que tocaba
en los pasillos
y éste le estrelló la trompeta sobre la
espalda.
Ella cogió una naranja de una frutería
y el dependiente le acarició, enfurecido,
la barbilla.
Por fin, suspirando, se sentaron a
descansar en un banco,
y no vieron el cartel de recién pintado,
dejando la impronta huella de su trasero
marcada del color verde de la esperanza.
Ambos viejecitos de más de 80 años
regresaron maltrechos y cariacontecidos
a la residencia de donde habían salido;
lamentando no poder culminar sus
travesuras
como lo hacían cuando eran dos chiquillos.
Elda 10 Julio 2019
Jesús Gandía Núñez
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