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DOS EN UNO
Como el brote tierno de una rama
se deslizó entre mis cálidas manos
buscando un lugar seguro e iluminado.
Yo la cubrí con desmedido cariño,
tanto fue así, que su piel
se quedó pegada a mi cuerpo.
Y a partir de entonces
en lugar de dos, fuimos uno,
tanto para lo bueno como para lo malo.
Juntos, tocamos los cielos,
bajamos a los infiernos
y todo lo fuimos superando.
Ahora cuando nos miramos al espejo
solo vemos un amasijo lacio y arrugado,
pero de él brotaron vivencias hermosas.
Dos simientes que ya tienen fruto
y miran con energía al futuro
con lindos brotes que nos alegran la vida.
Si el espejo no me miente
nos resta el camino más amargo,
pero siendo los dos uno,
espero, que será más liviano.
Elda 20 Octubre 2020
Jesús Gandía Núñez
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