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LA HECATOMBE
NECESARIA
Se oscureció el
cielo,
los mares se
enfurecieron,
sopló un viento
gélido
y la niebla
cubrió la Tierra.
Las aves volaron
alocadas y dispersas,
en lugar de ir en
manada;
en la selva el
fuerte aullido
denotaba
confusión y miedo.
Se desbordaron
los ríos por la lluvia,
inundaron pueblos
y ciudades
y arrasaron
casas, vehículos y personas
como a simples
muñecos de feria.
La oscuridad
incrementó el miedo
y las familias
vagaron por los caminos
huyendo de la
debacle con sus pertenencias
sin saber dónde
lograr salvarse.
Arreció la
tormenta y subieron más las aguas
desesperados se
dirigieron a las montañas
y allí,
asustados, permanecieron a la espera
de que aquella
furia se calmara.
Tras siete días y
siete noches, cesó el infierno,
se retiró la
tormenta y se abrió el cielo,
volvió a lucir el
sol con mucha más fuerza
y una nueva
energía se extendió por el mundo.
Fue la catarsis
inspiradora y santa
que hizo
recapacitar a los humanos
que aprendieron a
ser generosos
y a amar de
corazón a sus hermanos.
Elda 10 Octubre
2020
Jesús Gandía Núñez
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