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A TODO LO QUE ME RODEA
Venero las piedras
que señalan el camino,
al matorral que le
da tan bello colorido,
a los olmos que
refrescan mi paseo,
a la vieja y
carcomida encina,
que permite mi
descanso
bajo sus ramas
cubiertas de bellotas,
a esas nubes que
se interponen
entre el cielo y
la tierra
y me alivian del
cruento sol
en mi discurrir
por el sendero.
Son tantas las
cosas que a diario ignoro…
y que no solo
están ahí por decoro,
sino que me hacen
la vida más amable y sencilla,
que algún día
debía de agradecérselo.
Pues hoy va para
toda esa naturaleza,
mi especial
agradecimiento,
porque desde las
volubles mariposas,
hasta la más
pesada cotorra,
tienen un lugar
distinguido
a lo largo y ancho
de mi recorrido.
Elda 2 Julio 2021
Jesús Gandía Núñez
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