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EL MONTE DE LOS
INMORTALES (Cuento)
El pequeño
Lao-yin, vivía en la comarca más cercana al monte Peng-Lai.
Desde muy pequeño
su abuelito Chuan, que era un estudioso muy sabio, le contaba que en aquel
monte vivían los personajes más importantes del país los que consiguieron ser
inmortales.
El monte Peng-Lai
, es una de las tres montañas donde la mitología China sitúa a los seres que
alcanzaron la inmortalidad.
Pasaron los años
y cuando Lao-yin, cumplió quince otoños, el viento que hacía caer las hojas de
los árboles, también se llevó en un vuelo rápido, a su abuelito Chuan, sin
darle tiempo a despedirse.
Lao-yin, estaba
tan unido al anciano Chuan, que no se perdonó el estar en la escuela el día que
el viento dejó sin hojas las sabias ramas de su abuelo
A partir de
entonces y obsesionado con despedirse de su abuelo, recordó lo que él le
contaba sobre el monte Peng-Lai, y sabiendo lo importante que para él era su
abuelo, estaba convencido que sería inmortal en aquel monte.
Sin pensárselo
mucho y a pesar de que el otoño era lluvioso en aquella comarca, cargó con algo
de alimento y un chubasquero en su mochila y se dirigió al monte de los
inmortales.
Una vez en el
interior de la montaña, cualquier ruido que escuchaba, lo asimilaba con su
abuelo. De pronto sobre una rama se posó un bello pájaro enorme y aunque el
muchacho se le acercó bastante, no huyó, y comenzó un canto lleno de armonía,
que Lao-Yin interpretó como el agradecimiento de su abuelo por su atrevimiento
a buscarlo en medio de aquella jungla.
El muchacho quedó
embelesado con el canto de aquel pájaro y a pesar de que la lluvia era muy
intensa, ninguno se alejó del otro.
Se rompió el
hechizo al aparecer un guardabosques preguntándole -¿Qué haces muchacho con
esta lluvia por este monte sagrado? Y el chico, que casi había enmudecido, no
supo que contestarle.
Desapareció el
hermoso pájaro, pero Lao-Yin, ahora acompañado por el guardabosques, seguía
escuchando su canto en medio de la lluvia.
Regresó a su casa
con la conciencia ya más tranquila; sabiendo que su abuelo, agradecido
permanecía muy cerca, era cierto que el Peng-Lai, era el monte de los
inmortales.
20 Julio 2021
Jesús Gandía
Núñez
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