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LLUVIA
DE BONDADES
Aterrizó
la bondad sobre los mares,
con
aire majestuoso y sabio,
impregnándolos
con su encanto
y
más tarde, las nubes se encargaron
de
repartirla por el globo terráqueo.
Bajaron
arroyos y barrancos
llevando
a la bondad en andas
y
todas las tierras que regaban
quedaban
libres y emancipadas.
Hasta
que interrumpieron su curso, los humanos,
creando
infinidad de muros malvados,
que
infectaron el mundo de tragedias,
de
egos, de odios y de vanidades.
Pero
alguien, valiente y atrevido,
dinamitó
los muros y liberó las bondades,
y
a ambas orillas de los océanos,
fecundaron
semillas de solidaridad constante.
Elda
3 junio 2022
Jesús
Gandía Núñez
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